Beatriz se ha convertido en una silla espectacular. Ya lo era para una nieta que guardaba esta silla cuidadosamente. Para Bea, que así se llama ella y de la que esta silla ha adquirido su nombre, es la dulce memoria de una abuela representada esta silla. Es una herencia de su abuela y los recuerdos que ella misma tenía sobre esta silla cuando era pequeña, eran los de su propia abuela sentada en ella para tocar el piano. Una nueva sorpresa guardaba esta antigua silla. Cuando comencé a trabajar sobre su madera, descubrí por su numeración marcada en una de sus patas traseras, que se trataba de una pieza original de la fábrica de sillas Valenciana de los años 30 con apellido MOCHOLÍ.
Ahora la silla Beatriz luce en el dormitorio de la nueva casa de Bea. La presencia y el recuerdo de su abuela la acompañan cada día. Su tela brillante azul con pececitos en hilo dorado le hacen lucir de forma espectacular. Su respaldo que ahora está descubierto, nos deja ver cómo es su forma original.
Los detalles dorados sobre la madera le dan una personalidad única e irremplazable, como era para Bea la figura de su abuela que ahora está representada por esta silla espectacular.